23/06/2012
Texto del Evangelio (Jn 17,11b-19):
En aquel
tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en
tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías
dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de
perdición, para que se cumpliera la Escritura.
»Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en
sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los
ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te
pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos
no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad:
tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los
he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que
ellos también sean santificados en la verdad»
Dediquemos cada día, por tanto, un poco de nuestro tiempo a la oración
con las palabras de Dios en las Escrituras; alimentémonos y consumamos
las palabras de Jesús en la Sagrada Escritura; dejemos que sean nuestro
alimento, para saciarnos con la su alegría
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